Descubren que las variaciones en la órbita de la Tierra influyen en la evolución de organismos
Las algas unicelulares que habitan los océanos y se convierten después de su muerte en piedra caliza, pasando por una fase de microfósil cocolito, experimentan una evolución cíclica que un grupo de investigadores de Francia ha vinculado a las variaciones orbitales de nuestro planeta.
Un ciclo de cambio en el patrón de rotación alrededor del Sol dura 405.000 años, durante el cual la órbita de la Tierra se estira o se vuelve más elíptica (fenómeno de excentricidad orbital) y luego se redondea nuevamente. Otro ciclo, de 100.000 años, afecta tanto la excentricidad como la posición del eje planetario, un fenómeno que varios estudios anteriores vincularon con los períodos de glaciación.
Según explica un comunicado del Centro Nacional Francés de Investigación Científica, su nuevo estudio ha puesto al descubierto que cuando la órbita terrestre es más circular o poco excéntrica, como en la época actual, las regiones ecuatoriales del planeta experimentan poca variación estacional. Tal situación es ventajosa para las especies como las algas denominadas cocolitóforos, que abundan en los océanos sin especializarse produciendo biodiversidad.
Por el contrario, a medida que la excentricidad aumenta y aparecen estaciones más pronunciadas cerca del ecuador, los cocolitóforos necesitan una mejor adaptación a las condiciones extremas y por eso se diversifican en muchas especies especializadas, pero en conjunto acaban produciendo menos piedra caliza.
La investigación se enfocó en el análisis de muestras de esta roca sedimentaria con numerosos microorganismos fosilizados en su interior. Los científicos aplicaron un método automatizado de microscopía e inteligencia artificial a al menos 9 millones de cocolitos de edades de hasta 2,8 millones de años.
Las mediciones demostraron que las pequeñas algas estaban expuestas a ciclos de aproximadamente 100.000 y 400.000 años y su diversidad y número en función de los cambios de la escala cósmica.
«Una mayor diversidad de nichos ecológicos cuando la estacionalidad es alta lleva a un mayor número de especies», explican los científicos en un artículo publicado el 1 de diciembre, en el que relacionan este hecho con la adaptación que demuestra «el ajuste del tamaño del cocolito y el grado de calcificación para prosperar en nuevos entornos».
Los investigadores aprecian asimismo una relación entre los ciclos de abundancia de las algas microscópicas y los cambios climáticos periódicos, pero rechazan que un clima más o menos cálido influya directamente en la proliferación de estos organismos unicelulares. Al contrario, serían estos los que pueden alterar las proporciones de gases en la atmósfera y, por tanto, marcar el ritmo de las variaciones climáticas, según concluyeron.
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