Descubren que el fin del Sahara verde provocó una megasequía que duró más de 1.000 años en Asia
El fin del Sahara verde, cuando esa región del norte de África perdió su exuberante vegetación convirtiéndose en un árido desierto, provocó una megasequía previamente desconocida que paralizó durante siglos el sudeste asiático hace 4.000–5.000 años, según un estudio realizado por un equipo de científicos de EE.UU. y publicado este viernes en la revista Nature Communications.
El período en que el Sahara se convirtió en desierto ha sido objeto de estudios durante mucho tiempo por su impacto en las civilizaciones de aquella época en el norte de África y Asia occidental. Ahora, los autores de la nueva investigación afirman haber encontrado evidencia de que esa transformación provocó una alteración del monzón del sudeste asiático durante el período del Holoceno medio a tardío.
Basándose en análisis de muestras de estalagmitas recolectadas en unas cuevas de Laos, en el sudeste asiático, combinadas con simulaciones de modelos climáticos, se determinó que la reducción de vegetación en el Sahara condujo a un aumento de polvo en el aire. Esto enfrió el océano Índico y alteró el patrón de circulación de aire en la atmósfera inferior, provocando que se comportara de manera similar a eventos actuales como el fenómeno de El Niño.
Cambios que provocó la megasequía
En última instancia, eso originó una gran reducción de la humedad del monzón en el sudeste asiático que duró más de 1.000 años. «Los resultados de este trabajo proporcionan una explicación novedosa y convincente del origen de la megasequía del sudeste asiático y podrían ayudarnos a comprender mejor, en diversos grados, los cambios sociales observados en muchas partes tropicales y extratropicales», dijo el autor principal del estudio, Michael Griffiths, de la Universidad William Paterson (EE.UU.).
Los investigadores sugieren que la megasequía del Holoceno medio pudo haber sido un impulso para movimientos masivos de población y la adopción de nuevas estrategias de subsistencia más resistentes, por lo que creen que debería considerarse como un posible impulsor del inicio de la agricultura neolítica en el sudeste asiático continental.
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