La destitución de Ana Galarza, exasambleísta de CREO, golpea la imagen de esa organización política. Esa es una de las hipótesis planteadas por analistas que miran el contexto hacia las elecciones seccionales del 24 de marzo.

Para ellos, el movimiento, nacido en 2012, se verá afectado por el escándalo de las supuestas irregularidades cometidas por su exlegisladora de Tungurahua.

“Está claro que Galarza manejó una agenda propia y sin resultados. CREO tiene una posición complicada y se verá afectado en los comicios seccionales”, explicó Oswaldo Moreno, politólogo, director de Consultores Políticos Independientes.

Galarza, además, tiene una investigación abierta en la Fiscalía. Y desde el jueves, la Unidad de Análisis Financiero y Económico (UAFE) analiza sus cuentas bancarias.

El bloque de Guillermo Lasso la defendió y estuvo a su lado hasta el último momento. Esto ocurrió pese a que uno de los líderes de CREO en el Parlamento, Fabricio Villamar, destapó los casos de diezmoso de corrupción en la Asamblea.

Él recibió más de 14 denuncias de exasesores de asambleístas que cobraron un “peaje”, a cambio de puestos de trabajo en el Legislativo. Uno de ellos terminó con la destitución de Norma Vallejo, de Alianza PAIS (AP). Precisamente, ella “delató” el comportamiento de Galarza durante su última intervención en el plenario.

También Esteban Bernal, exlegislador de CREO, actualmente candidato a la Prefectura en Azuay, denunció a Sofía Espín, de Revolución Ciudadana. Ella visitó a la exagente de Inteligencia, Diana Falcón, para pedir que cambie su versión sobre el secuestro a Fernando Balda, ordenado por el expresidente Rafael Correa. Espín fue destituida.

Así la lucha contra la corrupción de la bancada está dirigida hacia afuera y no en su propia casa.

Para el politólogo Gustavo Isch, CREO pierde en credibilidad pública y evidencia que sus cuadros no entienden de política, dijo.

Según él, el culebrón político que caracterizó a la actuación de Galarza es una advertencia de que nadie está a salvo en un Legislativo debaja credibilidad pública.

La bancada de CREO también sufrió cambios. En las elecciones nacionales de 2017 el movimiento ganó 34 escaños, con sus aliados de SUMA y de Juntos Podemos.

Pero en el transcurso de ese año perdió a tres legisladores y ganó dos asambleístas de SUMA, que se unieron a CREO.

A eso se añade otra pérdida en el bloque. La alterna de Ana Galarza, Rosa Verdezoto, llega de su exaliado Juntos Podemos. Es decir, al final, ese movimiento terminará con 20 legisladores.

Eso evidencia que CREO tiene problemas de dirección. No pudo llegar a un acuerdo con sus aliados ni impidió la destitución de Galarza.

Para el politólogo Moreno hay una falla en la conducción de la bancada. “Lasso debe cambiar a su jefe del Legislativo, Homero Castanier, porque no tuvo un manejo coordinado en el caso Galarza”.

Pero ese no es el único tropiezo. Pedro Curichumbi, aliado con Amauta Yuyay, de Chimborazo, provocó un escándalo.

El plenario discutía la despenalización del aborto en casos de violación, incesto, estupro o inseminación forzada, y Curichumbi dijo que la violación se produce en el seno familiar… “se reunirán en un ambiente de fiesta, de música, de alcohol, de droga… y harán una lista de mujeres víctimas para campantemente seguir violando”.

En julio de 2018, en su intervención durante el análisis en el plenario del veto sobre las reformas a la Ley Orgánica de Educación Superior, habló en contra de laeducaciónsobre la igualdad de género. “Sería lamentable que hombres jóvenes extirpen sus órganos genitales masculinos para cambiar el nombre”.

En esa ocasión el resto del bloque de CREO, en rueda de prensa, se desmarcó de las declaraciones de su aliado.

El docente de la Universidad Andina, Esteban Nicholls, dijo que la destitución de Galarza no tendrá gran impacto en las elecciones. “Tiene un nombre conocido. Pero afectará en Tungurahua”. (I)