«Cómplices de la destrucción amazónica»: El 17 % del oro que exporta Brasil se extrae ilegalmente (y estos países son los que más compran)
De cada 100 gramos de oro vendidos por Brasil en el mundo, 17 podrían esta «contaminados» por la minería ilegal y las violencias que esa actividad trae consigo en el corazón de la selva amazónica.
Un informe recientemente publicado por el Instituto Escolhas de Sao Paulo documenta que este país, ubicado en el sexto puesto mundial de exportación de oro en el mundo, comercializó 19,123 toneladas del metal precioso a países como Canadá, Suiza, Polonia, Reino Unido, Emiratos Árabes, Italia e India, sin que pudiera verificarse su procedencia.
La ausencia de registros indica que podría tratarse de oro proveniente de mineros ilegales, también llamados ‘garimpos’, que depredan la Amazonía año tras año, y son responsables de buena parte de la contaminación fluvial que sufre esa zona. Los encargados del estudio decidieron contrastar los datos entre la producción certificada y los «excedentes» sin autorización, y descubrieron cómo operan dentro del país los mecanismos de comercialización del metal precioso que llega a las vidrieras de Norteamérica, Europa y Medio Oriente.
Oro ilegal
Con 110,59 toneladas de oro vendidas por 4,9 millones de dólares, Brasil se ubica en el sexto escaño de los países que más comercializó ese metal precioso en 2020, solo precedido por China (368,3), Rusia (331,1), Australia (327,8), Estados Unidos (190,2), Canadá (170,6) y Ghana (138,7).
Sin embargo, de esa cantidad total, al menos 17 % (equivalente a 19,12 toneladas) no tiene ningún justificante. El dato surge al comparar la cifra de exportaciones con los datos de producción de oro recopilados por las estadísticas oficiales, que contabilizan solo 91,953 toneladas el año pasado.
«En otras palabras, 18,638 toneladas de oro no se contabilizaron en ningún registro de producción. Además, entre la producción contabilizada, 485 kg de Mato Grosso (273 kg) y Pará (212 kg) no tenían título para la extracción del metal. Como resultado, se exportaron 19,123 toneladas sin conocer su origen o sin títulos de extracción y, por lo tanto, son ilegales», detalla el informe.
Patrón de exportaciones
Más allá de determinar la cantidad de oro ilegal exportado por Brasil, el mismo año en que hay números récord de deforestación y conflictos medioambientales en la selva, otro de los hallazgos de la investigación es cómo los comercializadores de ese metal ‘desvían’ la producción ilegal del norte del país a estados como Minas Gerais y Sao Paulo.
La identificación de ese patrón surgió, según el informe, porque advirtieron que algunos estados «no producían un solo gramo de oroo exportaban mucho más que su producción«, un indicio de que comercializaban el recurso extraído en otras zonas de la región amazónica.
La identificación de ese patrón surgió, según el informe, porque advirtieron que algunos estados «no producían un solo gramo de oro o exportaban mucho más que su producción».
El documento especifica que estados de la Amazonía como Pará, Mato Grosso, Rondonia, Amapá, Maranhão y Tocantins reportaban menos oro exportado que producido. Por ejemplo, el año pasado la zona certificó la extracción de 46,007 toneladas de oro –incluidos 458 kilos (1 %) considerados ilegales porque no tenían título de extracción–, pero solo vendió 22,785 toneladas.
Es decir, que casi la mitad de la producción de los estados de Amazonía (equivalente a 23,222 toneladas) se comercializó hacia otras regiones al interior de Brasil. Al voltear la mirada a Minas Gerais y Sao Paulo, estas entidades produjeron 45,946 toneladas de oro, pero exportaron 87,806: casi el doble.
Según el informe, estos dos estados son los únicos «con un volumen de excedentes de exportación, mayor que su producción, capaz de absorber este oro ilegal«.
¿Qué países lo compran?
Aunque el destino de esas exportaciones es variado, de acuerdo a la investigación, Sao Paulo tiene el porcentaje más alto de oro ilegal vendido porque 100 % del metal precioso comercializado en esa jurisdicción procede de minas ilegales.
El número no es despreciable si se considera que representa más de 18 toneladas de oro que llegan a países como Bélgica, Canadá, Emiratos Árabes Unidos, EE.UU., Francia, India, Israel, Italia, Peru, Portugal, Reino Unido, Suiza y República Checa.
Minas Gerais, por su parte, vende 19,27 toneladas de oro ilegal al extranjero, que representan de 37 % del total de sus exportaciones (51,73 toneladas). Los países que reciben esa producción son Sudáfrica, Bélgica, Canadá, Emiratos Árabes, EE.UU., Italia, Polonia, Reino Unido y Suiza.
A esos dos estados le siguen: Amazonas, que vende 1,4 toneladas de oro ilegal; Distrito Federal, con 1,17 toneladas; Goiás, con poco más de una tonelada; Río de Janeiro (598 kilos); Bahía (134 kg), entre otros, que exportan un total de 41,8 toneladas de un metal precioso sin ningún tipo de registro o autorización.
¿Qué hacer?
El informe recomienda a los países importadores la aplicación de mayores controles «para controlar la legalidad de las exportaciones«.
«El análisis conforma que existe una gran cantidad de exportaciones ilegales de oro. Por lo tanto, es urgente adoptar un sistema de trazabilidad para el oro», recomienda el estudio, que advierte que de no aplicarse, «no será posible demostrar si fue producido legalmente o proviene de tierras indígenas y unidades de conservación en la Amazonía».
La insistencia en esta recomendación no es gratuita. A principios de este mes, los líderes de los pueblos indígenas brasileños presentaron ante la Corte Penal Internacional una nueva denuncia contra el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, por «crímenes contra la humanidad, genocidio y ecocidio».
Para estas comunidades, las políticas de Bolsonaro han contribuido al avance imparable de la deforestación, el desplazamiento de las comunidades originarias, la violencia que sufren los habitantes de predios protegidos y la práctica de actividades como la minería ilegal, que representa en sí misma un peligro para la subsistencia de uno de los ecosistemas más importantes del mundo.
Por ese motivo, el estudio recomienda que los compradores de oro de Brasil se comprometan a endurecer los controles porque «es la única manera en que ya no serán cómplices de la destrucción de la selva amazónica».
«Para hacerse una idea, el oro es el principal artículo brasileño en la lista de importación suiza, por ejemplo, por lo que deben hacerse las exigencias, ya que la exposición a la ilegalidad es alta», concluye el estudio.
Nazareth Balbás
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