Cómo la detención de un exministro brasileño golpea a la campaña de Bolsonaro y su mensaje de «lucha contra la corrupción» para atacar a Lula
La detención del exministro de Educación de Brasil Milton Ribeira y dos pastores evangélicos –muy cercanos a Jair Bolsonaro– salpicados por un escándalo de tráfico de influencias, supone un duro golpe para el ultraderechista, que ha hecho de la lucha anticorrupción una de sus banderas para atacar a su mayor rival en las elecciones de octubre, el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.
Ribeiro, que también es pastor evangélico, es investigado por supuestamente crear un gabinete paralelo dentro del ministerio que liberaba fondos públicos para favorecer a los pastores Gilmar Santos y Arilton Moura.
La historia saltó en marzo, cuando el diario Folha de Sao Paulo publicó los audios de una reunión entre el ministro y los pastores en los que Ribeiro decía que Bolsonaro le encargó que los municipios que los pastores indicasen recibiesen prioridad en la liberación de recursos.
🇧🇷 Arrestan a Milton Ribeiro, Ministro de Educación del presidente Jair Bolsonaro, por corrupción y tráfico de influencia. pic.twitter.com/C1AE5FNCux
— Pame 🌎 (@MissIzquierda) June 22, 2022
«Fue un pedido especial que el presidente de la República me hizo sobre la cuestión de Gilmar [uno de los pastores]», comentaba Ribeiro, que detallaba que «su prioridad» era «atender, primero, a los municipios que más lo necesitan, y segundo, a todos los que son amigos del pastor Gilmar».
La noticia cayó como una bomba que llevó al ministro –nombrado en julio por Bolsonaro en un gesto hacia la bancada evangélica, uno de sus principales apoyos– a presentar su renuncia días después.
En aquel entonces, Bolsonaro salió en defensa de Ribeiro y dijo que pondría «la cara en el fuego por él». Incluso su esposa, Michelle Bolsonaro, ferviente evangélica, le mostró su apoyo: «Dios sabe de todas las cosas y va a probar que él es una persona honesta».
«Que responda de sus actos»
Pero el panorama ahora es distinto. Faltan poco más de tres meses para las elecciones, y las encuestas sitúan a Bolsonaro 25 puntos de distancia (58 % a 33 %) del patriarca de la izquierda. Además, las continuas subidas del precio del combustible, uno de los principales impulsores de la inflación (11,73 % en 12 meses hasta mayo) no juega a su favor.
Por eso este miércoles, se vio obligado a modificar su mensaje. «Que responda por sus actos, pido a dios que no tenga ningún problema. Pero si tiene, es señal de que yo no interfiero en la Policía. Eso me va a salpicar, obviamente», comentó.
Ribeiro es investigado por corrupción pasiva, prevaricación, derecho administrativo y tráfico de influencia.
Según la columnista de Folha de Sao Paulo Mónica Bérgamo, asesores de Bolsonaro han descrito lo ocurrido como «un verdadero desastre» y consideran que la detención del ministro y los pastores vinculados al presidente echa por tierra el principal pilar de su discurso: que no existe corrupción en su Gobierno.
Bolsonaro siempre ha utilizado esta carta contra Lula, líder del Partido de los Trabajadores (PT) y que gobernó el país entre 2003 y 2016, y de manera repetida lo tilda de «ladrón», «canalla» o «corrupto».
La participación de Lula en estas elecciones adquiere un significado relevante, ya que representa su vuelta al ruedo tras recuperar sus derechos políticos en abril del año pasado después de la anulación de las condenas por corrupción en su contra, entre ellas, la que le llevó a la cárcel un año y siete meses, y que permitió que Bolsonaro ganase las elecciones de 2018.
Lula siempre negó las acusaciones y dijo ser víctima de una conspiración para impedir que se presentara a aquellos comicios, en los que partía como favorito. No solo la Corte Suprema le dio la razón. El mes pasado, el Comité de Derechos Humanos de la ONU concluyó que el proceso en su contra no fue imparcial y se violaron sus derechos políticos.
Las detenciones de este miércoles pueden ser un punto de giro en las narrativas de los dos principales candidatos al Palacio de Planalto, sede de la Presidencia.