Cierres de plantas y deslocalizaciones: así está la crisis energética socavando la capacidad industrial de Europa

En el contexto actual de necesidad de ahorro energético, numerosas empresas europeas se están viendo obligadas a cerrar plantas y a reducir su producción, informa Reuters este miércoles.

El problema afecta particularmente a los sectores de gran consumo de energía, como la metalurgia, la industria química y la producción de fertilizantes. Según una encuesta realizada a 24.000 empresas por la Asociación de Cámaras de Industria y Comercio Alemanas (DIHK) y publicada este miércoles, más de un 25 % del sector químico y un 16 % de la industria automotriz del país germano disminuyeron su producción. Además, un 17 % de las compañías automovilísticas contemplan trasladar parte de sus fábricas a regiones con energía menos cara.

«Las consecuencias son claramente visibles: los productores de alto consumo energético, en particular, de los bienes intermedios, están haciendo recortes en la producción», afirmó Martin Wansleben, director ejecutivo de DIHK, destacando a los sectores metalúrgico y químico.

Las palabras de Wansleben y los datos de DIHK se ven confirmados por las estadísticas. En octubre, la actividad manufacturera en la eurozona alcanzó su nivel más bajo desde mayo de 2020, mientras que la producción de aluminio se redujo a la mitad a lo largo del año pasado.

«Históricamente, cuando ocurren estos cierres temporales, los cierres permanentes vienen como consecuencia», comentó Chris Heron, de la asociación industrial Eurometaux, acerca de la reducción del sector metalúrgico en Europa.

El sector químico también hace frente a los problemas energéticos. Por ejemplo, el productor de fertilizantes noruego Yara redujo su producción de amoniaco en dos tercios. «Estamos observando de cerca la situación en el mercado del gas y preparando planes de contingencia», dijo Svein Tore Holsether, director general de la compañía.

Por su parte, Martin Ashcroft, director ejecutivo de la filial europea de la empresa india Tata Chemicals, advirtió que si «los precios del gas permanecen altos durante tres o cuatro años, hay un riesgo real de que la inversión de la industria se dirija a cualquier otro lugar con precios de energía más bajos».