Científicos y ambientalistas condenan los planes de Noruega de realizar experimentos «traumáticos» en ballenas
Grupos de jóvenes ballenas Minke pasan cada año por un estrecho frente a la isla Vestvagoy, en el norte de Noruega, rumbo a sus zonas de alimentación en el mar de Barents. Ahora la Autoridad Noruega de Seguridad Alimentaria (NFSA) planea capturar cetáceos de esta especie para someterlos a pruebas de sonido de seis horas, pese al categórico rechazo que la medida suscita en decenas de científicos y expertos en vida silvestre, que califican estos planes de «completamente inaceptables».
Una vez capturadas, las ballenas quedarán inmovilizadas entre dos balsas, momento en que les serán colocados electrodos bajo la piel para estudiar cómo responden sus cerebros a las distintas frecuencias del ruido del océano. A continuación, los animales serán marcados por satélite y devueltos al mar.
Medio centenar de científicos, veterinarios y grupos de vida silvestre de todo el mundo han firmado una «declaración de preocupación» en la que condenan estos planes, alegando que podrían causar lesiones, estrés e incluso la muerte a las ballenas, por lo que piden que se suspendan con el único fin de evitarles «un trauma considerable».
Además, en una carta dirigida a la primera ministra noruega, Erna Solberg, expertos de la organización benéfica de vida silvestre Whale and Dolphin Conservation (WDC) piden que se cancelen los experimentos sobre la base de que «son totalmente inaceptables desde el punto de vista de la conservación, la ciencia y el bienestar animal».
Por su parte, la NFSA señala que «la severidad del experimento es moderada» y que «el conocimiento de cómo la actividad humana perturba a los animales salvajes siempre será beneficioso» para ellos.
«No hay nada que indique que este experimento deba considerarse severo», asegura la organización, citada por The Guardian. «Nuestra evaluación de gravedad moderada se debe a la forma en que las ballenas se mantendrán entre dos balsas mientras se prueba su audición. Evaluamos que la colocación de electrodos subcutáneos, las pruebas de audición y el etiquetado GPS en la aleta dorsal son levemente graves. No se trata de exponerlos a ruidos fuertes, sino de descubrir el ruido más bajo que realmente puedan escuchar».
El experimento tenía que haberse realizado entre el 15 de mayo al 22 de junio, pero se retrasó debido al mal tiempo. En el estrecho ya han sido colocadas redes de más de un kilómetro de largo para conducir a las ballenas migratorias al recinto designado para la ejecución de las pruebas.