Casi una de cada cinco personas que sobrevivieron al covid-19 es diagnosticada con un trastorno mental en los tres meses posteriores al contagio
El contagio con coronavirus aumenta considerablemente el riesgo de padecer trastornos mentales tales como depresión, ansiedad o insomnio, afirma un equipo de científicos británicos en un estudio publicado en la revista The Lancet Psychiatry.
Tras analizar 62.354 historiales médicos de estadounidenses que habían sufrido la enfermedad, los investigadores descubrieron que un 5,8% de los que no tenían dolencias mentales confirmadas previamente recibieron diagnóstico psiquiátrico entre los 14 y 90 días posteriores al contagio. En combinación con los que sufrían algún trastorno antes de contraer el virus, la tasa de los diagnosticados se elevó a un 18,1%.
Asimismo, entre las personas mayores de 65 años el riesgo de diagnóstico con demencia fue de un 1,6%.
Para comparar el impacto del covid-19 con las demás enfermedades, los científicos analizaron los historiales de quienes han sufrido en el mismo período una de estas seis enfermedades: gripe, otras infecciones del tracto respiratorio, infección de la piel, cálculos biliares, cálculos del tracto urinario y la fractura de un hueso grande. Descubrieron que el efecto del coronavirus sobre la salud mental es más pronunciado. Por ejemplo, la tasa total de diagnósticos mentales después de la gripe es de un 13,3%, y de un 3,3% entre los que no tenían trastornos registrados previamente.
Por otro lado, los científicos detectaron que el tener un trastorno mental diagnosticado en el año anterior a la pandemia aumenta el riesgo de contagiarse en un 65%.
«Quienes sobreviven al covid-19 parecen tener un mayor riesgo de secuelas psiquiátricas, y un diagnóstico psiquiátrico podría ser un factor de riesgo independiente para el covid-19. Aunque preliminares, nuestros hallazgos tienen implicaciones para los servicios clínicos», indican los autores del artículo.
¿Causalidad o correlación?
En un comentario a The Guardian, Paul Harrison, miembro del equipo, señaló que la relación directa entre el coronavirus y los trastornos mentales aún no está probada. De hecho, se podría tratar de la influencia de terceros factores, como la pobreza o la mayor posibilidad de ser diagnosticado con una enfermedad preexistente al ser hospitalizado. No obstante, advirtió que «no es nada improbable» que el virus provoque trastornos.
«No es del todo inverosímil que el covid-19 pueda tener algún efecto directo en el cerebro y la salud mental. Pero creo que, de nuevo, queda por demostrar positivamente», dijo Harrison.
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