Bolsonaro da marcha atrás con un decreto que pretendía avanzar en la privatización del sistema de Salud pública de Brasil
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, firmó ayer un decreto con el que pretendía iniciar la privatización del sistema público de salud, pero este miércoles ha dado marcha atrás con la iniciativa debido a la ola de críticas que recibió, según adelantó el mandatario a la cadena CNN.
El decreto presidencial 10.530/2020, que lleva también la firma del ministro de Economía, Paulo Guedes, autorizaba el estudio de «alianzas con la iniciativa privada para la construcción, la modernización y la operación de unidades básicas de salud (UBS)», salas de primeros auxilios y uno de los pilares del sistema sanitario brasileño.
Con la medida, el Sistema Único de Salud (SUS) quedaba habilitado para estar incluido dentro del Programa de Proyectos de Inversión (PPI), el plan de privatizaciones del Gobierno que no logró avanzar por la pandemia y la falta de apoyo masivo en el Congreso, incluso de secores afines a Bolsonaro.
No obstante, el texto original del decreto insistía: «No se trata de delegar al privado las funciones del Estado, sino de mejorar la prestación de servicios«.
Más temprano, los efectos de la decisión habían sido moderados por el Palacio de Planalto, a través de un comunicado oficial: «La medida no representa una decisión previa, ya que los estudios técnicos pueden ofrecer diferentes opciones para abordar el tema, que será analizado por el gobierno federal en el futuro», señalaron.
Finalmente, el presidente decidió retrotraer la medida, debido al rechazo que generaba la idea, sobre todo en el ámbito sanitario.
Incluso, el presidente del Consejo Nacional de Salud (CNS), Fernando Pigatto, se manifestó en contra de la «arbitrariedad» del decreto presidencial. «Necesitamos fortalecer al Sistema Único de Salud frente a cualquier tipo de privatización y retiro de derechos», sostuvo Pigatto.
El SUS atiende al 75 % de la población brasileña, mientras que solo un cuarto de ella posee seguros privados de salud.
La decisión de Bolsonaro, que finalmente no prosperará, pretendía dar señales favorables al mercado financiero en plena pandemia de coronavirus, que ya ha provocado más de 158.000 muertos y casi 5,5 millones de contagios en el país.