El presidente quiere que el Congreso que imponga sanciones financieras a empresas de petróleo y gas que arriendan tierras públicas pero no producen. Dijo que invocará la Ley de Producción para la Defensa para alentar la extracción de minerales que son cruciales para las baterías de los vehículos eléctricos, como parte de una campaña más amplia para virar hacia fuentes de energía más limpias y reducir el uso de combustibles fósiles.

La Casa Blanca caracterizó la liberación del petróleo como un puente hasta que aumente la producción de las empresas nacionales. Funcionarios del gobierno calculan que la producción aumentará en promedio 1 millón de barriles diarios este año y 700.000 barriles adicionales diarios en 2023.

La decisión de Biden revela que el petróleo sigue siendo un punto vulnerable fundamental de Estados Unidos interna y externamente. Los altos precios han afectado la tasa de aprobación de Biden en lo interno y a la vez han agregado miles de millones de dólares a las arcas rusas para su guerra contra Ucrania.

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La liberación de las reservas generaría presiones que podrían reducir los precios del petróleo, aunque Biden la ha ordenado ya en dos ocasiones ni afectar significativamente los mercados.

Preocupa a Biden que los altos precios no han provocado hasta ahora un aumento significativo de la producción. La liberación de reservas es un medio para incrementar la oferta.