“Yo fui auditado y no tuve problemas. No tengo ninguna notificación”

La Contraloría estableció que tres grupos fueron presuntamente beneficiados al concentrar la mayor cantidad de medios en el último concurso de frecuencias. Uno de ellos, según el borrador del informe, corresponde al asambleísta Jorge Yunda (PAIS).

En el borrador lo mencionan. ¿Qué responde sobre esto?

La Contraloría debe efectuar la auditoría de un bien de todos: el espectro radioeléctrico. Los aludidos tienen el derecho de presentar sus pruebas de descargo. Yo no soy concesionario desde 2007. En 2016 dejé de ser accionista de una empresa de comunicación porque no puedo tener contratos con el Estado para ser asambleísta. Tampoco estoy concursando.

¿Por qué lo nombran?

No me han señalado. Tal vez lo que mencionaron es que fui un concesionario porque sí fui dueño de un medio en Ibarra y otro en Ambato y accionista de uno en Guayaquil. No tengo notificación. Fui auditado y no tuve problema. La Contraloría debe ver a los funcionarios que están en el concurso. Eso sí, la marca Canela me pertenece.

¿Hay personas cercanas a usted que estén concursando?

Tendrían todo el derecho. Las autoridades verán si lo otorgan o no. En este momento no tengo relación laboral con Canela. Soy el creativo y productor; me invitan a hacer radio que no contraviene la ley.

¿Hay irregularidades en el concurso?

La ley era clara, se otorgaban 20 puntos al final de todo el proceso a un medio que ya estaba funcionando debido a su experiencia. En forma mañosa se quiso dar este puntaje solo en la primera fase. En la segunda fase se perjudicaba a algunos radiodifusores como el señor (Diego) Oquendo para favorecer a amigos políticos. Posiblemente no se interpretó bien la ley o recibían órdenes.

¿Quién daba estas órdenes?

No sé. Tal vez desde la parte gubernamental.

¿Debería suspenderse el concurso?

Creo que la Contraloría dará las recomendaciones en el informe definitivo. Ahí sabrán responder, dando legítimamente el derecho a los afectados porque sé que también la Contraloría se equivoca. El ciudadano no puede quedar indefenso. (I)