Ánderson Julio: “El fútbol es mi pasión; no me veo lejos de él”

Rodeado de un ambiente completamente futbolero, en los que sobresalen camisetas de varios equipos de Quito, como Independiente del Valle, Aucas o Deportivo Quito, los recortes de prensa, una televisión inmensa en la que seguramente se ven todos los partidos, y más aditamentos relacionados con el balompié, Ánderson Julio, el campeón con Liga de Quito, conversó sobre sus anhelos, su familia y los triunfos que espera alcanzar.

El padre del volante imbabureño de 22 años, Marcelo Julio, recibió al equipo de diario EL TELÉGRAFO y en seguida llamó a su primogénito, quien tras el título conseguido con los “albos”, el domingo pasado, ha entregado más de una entrevista y regalado todas las camisetas del elenco 11 veces campeón nacional. “Ni las de entrenamiento me quedaron”, contó con una franca sonrisa.

Empezado el diálogo, su mamá, Fernanda Santos, quien fue arquera en su juventud, dejó los quehaceres del hogar “para no interrumpir la charla”, dijo mientras se retiraba de la acogedora sala de los Julio, que expresa la pasión que siente la familia por el rey de los deportes.

Los primeros pasos en el fútbol los diste en tu natal Valle del Chota y fue ahí donde decidiste darle un cambio a tu vida.

Ahí fue donde empecé a jugar, en la escuela de (Agustín) el “Tin” Delgado, que tiene una fundación en el Valle del Chota (Imbabura). Después de eso, a los 13 años, decidí venir a vivir a Quito con mis padres; tenía muchas ganas de jugar al fútbol y le dije a mi papá (Marcelo Julio) que me lleve a El Nacional en ese entonces, pero él me decía que no tenía tiempo para ir porque trabajaba.

Pero tanta fue mi insistencia que llamó a Nixon Carcelén (exfutbolista). Me acuerdo que él me dijo que nos topemos en tal parte y me llevó a Liga.

¿Cómo fue esa etapa en la escuela del “Tin” Delgado?

Linda, porque me gustaba la canchita de tierra, tenía todo cerca, iba caminando, siempre con la pelota junto a mí. Muy contento por haber surgido de ahí como otros grandes jugadores.

En ese tiempo vivías con tu abuelita, ¿a qué se debió?

Sí, pasé esa época con ella (Margarita Ibarra), porque me gusta mucho el Valle del Chota.

¿Por ahí nace el parentesco con Renato y Romario Ibarra?

Así es, somos familiares.

Pocas personas te conocen como “Frito”, ¿cómo surgió ese apodo?

(Evade la pregunta y deja que su padre responda) “Lo quería llamar Frickson como el futbolista (Frickson George) que jugaba en Barcelona, entonces un primo me reclamó: “Cómo le vas a poner frito, mejor ponle freído; no lo llames así”, y desde ahí se quedó como “Frito” (padre e hijo sueltan una carcajada).

¿Qué te decía tu abuelita?, ¿te prohibía que juegues al fútbol?

Me decía que estudiara y que también le dedicara poco tiempo al fútbol, pero a veces me le escapaba o ni hacía los deberes. Ella me buscaba y yo ya estaba en la cancha jugando.

¿Te castigaba por eso?

No, nunca me pegó o castigó, pero siempre me iba a buscar; en ocasiones no iba, porque sabía que un niño travieso como yo solo pensaba en jugar a la pelota.

¿En la escuela del “Tin” hubo contacto con él?

A veces iba en Navidad o de vacaciones; ahí nos daba consejos. Él tiene una finca en Ibarra y cuando jugábamos campeonatos nos iba a ver.

¿Qué consejos recuerdas del goleador de la selección?

Nos decía que no dejemos de luchar, que sigamos metiendo, que esto se da poco a poco. El mensaje que más me llegó fue: “El que no quiere triunfar, que se haga a un lado porque aquí van a estar los mejores, los que sí van a salir al fútbol profesional”.

¿Y con Nixon Carcelén?

La relación con él es muy buena desde pequeño, también converso mucho sobre su experiencia en varios clubes nacionales, me ha dado muchos consejos y fue mi entrenador en la sub- 18 de Liga de Quito.

¿Cómo se dio el paso de la academia del “Tin” a Liga?

Habíamos jugado un campeonato nacional en el complejo de Liga en Pomasqui (vía a la Mitad del Mundo, norte) y ellos vieron mis características, pero nunca me dijeron que venga, sino que cuando yo decidí venir a vivir con mis padres fui a Liga de Quito.

Siempre estás alegre dentro del campo de juego, ¿a qué se debe eso?

(Sonríe) No sé de dónde saldrá, pero creo que no me gusta estar enojado, me gusta salir a disfrutar lo que hago, que es jugar al fútbol.

Sea al rival que sea, lo encaras y tratas de superarlo…

Sea el que sea, siempre encarando. Es que ese es mi estilo de juego, ir por la banda, desequilibrar con velocidad en el uno contra uno.

¿Sueñas con jugar en algún equipo importante del exterior o nacional?

En el equipo que sea, no tengo una preferencia. En Ecuador solo en Liga y afuera en el club que me contrate. Uno debe estar preparado para cumplir y tener un buen rendimiento a donde lo lleven.

Empezaste como arquero, ¿cómo fue eso?

Vivíamos en el barrio Colinas del Norte y ahí mi primo (Ricardo Barahona), que también era guardameta, nos entrenaba en una canchita de tierra, él quería también ir a El Nacional. Tapaba con unos guantes de lana (sonríe), porque me gustaba ir al arco; es más, yo pedía tapar.

¿Quién o qué te hizo cambiar de puesto?

Cuando uno es niño, no tiene una posición definida y juega de todo. Al irme formando de a poco en Liga los “profes” vieron las fortalezas mías, como la velocidad y el uno contra uno. Entonces, cuando me subieron a la sub-18 empecé a jugar como volante extremo.

¿El hecho de ser guardameta te ayudó para saber cómo definir frente a un portero?

En parte, porque muchas veces me han dicho que no sé definir en el mano a mano contra el portero, porque ante un defensor es más fácil (ríe).

Provienes de una familia muy futbolera, en tu casa se respira fútbol, ¿eso lo heredaron de tu padre?

Tengo tres hermanos (Jhojan, Madison y Naomi) y los cuatro nos dedicamos al fútbol. Mi mamá (Fernanda Santos) también jugó en su juventud. Creo que lo adquirimos de papá y mamá.

¿Qué es lo que más te gusta del fútbol?

Todo, pero un poco más marcar goles y celebrar con la gente.

En la final en Quito te vimos celebrar como Marcelo y Cristiano Ronaldo con Jhojan, ¿lo improvisaron o estaba planeado?

Eso lo veníamos hablando con mi hermano desde hace rato y lo hicimos antes en el partido ante Aucas (victoria “alba” por 3-1), pero el domingo pasado tuvo más alegría y fuerza porque fue el gol del título.

¿En las concentraciones qué hacen para distraerse?

Jugamos cartas, conversamos, y cuando concentramos por largo tiempo llevamos el PlayStation y hacemos campeonatos. Siempre los más jóvenes nos reunimos en un cuarto.

¿Quién gana los torneos?

Hay varios, y muy buenos, entre ellos (Jonathan) Borja, (Jefferson) Orejuela y (Hernán) Pellerano, ellos juegan durísimo. Yo soy más o menos (sonríe).

¿La salida de Hernán Barcos a mediados de año afectó al grupo?

Para nada, ustedes no vieron ningún cambio porque estaba (Juan Luis) Anangonó, que cada vez que entraba era nuestro salvador y marcaba goles importantes. Tras la salida del “Pirata” le tocó ser titular, lo hizo de gran manera y no se sintió la ausencia de Barcos.

Por ese cartel de salvador surgió el apodo de “Anangodiós”, ¿cómo tomaron esto a la interna?

Con humor. La primera vez que le dijeron así e hicieron un meme lo pasaron al grupo de chat de Liga y todo el mundo se rió; después la mayoría lo empezamos a llamar así.

Rodrigo y Esteban Paz, ¿qué significan en su carrera?

Con los dos he conversado, pero más con Esteban porque al menos una vez a la semana iba al complejo y siempre me daba consejos, como que no baje mi nivel, que siga para adelante porque así cosas muy buenas llegarán a mi vida.

¿Y tu papá?

Él es algo que no se puede explicar con palabras lo que significa para mí, porque siempre ha estado conmigo, en las buenas y malas. Además, es mi representante porque, para llegar a donde estoy ahora, él ha luchado bastante.

Leonel Nazareno tuvo unas declaraciones que le costaron su salida del primer equipo, ¿cómo vivió el grupo esas declaraciones?

Creo que cada quien tiene derecho a decir lo que quiera y asumir las consecuencias.

Aún eres muy joven, ¿pero ya planificas lo que harás luego del fútbol?

Dedicarle tiempo a mi familia, los momentos que no pude estar por mi carrera. Manejar mi empresa y tener mis ahorros, pero por lo pronto no me veo lejos del fútbol.

¿Qué opinas del periodismo ecuatoriano?

No tengo nada que decir, cada uno hace su trabajo. Además, no suelo escuchar, ver o leer a la prensa.

¿Quiénes son tus mejores amigos dentro del fútbol?

Mi hermano Jhojan y Édison Vega. Con Vega porque siempre me ha dado consejos, es una persona humilde, cariñosa, que conversa mucho con los jóvenes diciéndonos cosas y motivándonos con palabras como: “Haz lo que sabes” o “Disfruta”.

¿En qué cosas concretas el técnico Pablo Repetto te hizo mejorar?

En cómo encarar el uno contra uno, porque a veces había jugadas en las que me apresuraba a resolverlas, entonces no me tomaba un segundo más y perdía la pelota. También que no sea un jugador que coja el balón y le dé para adelante, que tenga pausa y que cuando exista la opción de marcar goles lo haga.

¿Cuáles son los entrenadores que han marcado tu corta carrera?

Repetto, por mi actual presente, y Álex Aguinaga, porque el “profe” me hizo debutar en 2016 con 20 años.

Antes de debutar, ¿qué te dijo Aguinaga?

“Vamos Ánderson, sé que es tu primer partido (ante Universidad Católica el 10 de septiembre de 2016), pero vamos a disfrutarlo. Entra a la cancha y haz lo que sabes”.

¿El día más feliz y el más triste de tu carrera?

El más feliz, sin duda hasta ahora, el domingo pasado (donde marcó el gol que le dio a Liga de Quito el título 2018); y el más doloroso cuando me operaron la rodilla por la rotura del ligamento externo al cierre de 2017.

¿En quién te apoyaste para recuperarte tras dos meses de esa lesión?

En mi familia, porque me acuerdo que escuchaba a la prensa diciendo que Ánderson Julio ya no juega, no llega para los últimos partidos del campeonato; pero llegué y estuve en los tres encuentros y metí como tres pases gol, sentí que era como mi revancha.

¿Qué te hace encarar siempre, en la cancha o en la vida?

Afuera de la cancha, mi familia, mi hija de 4 años (Icel Yelena), quien me impulsa a encarar siempre, sea lo que sea. Tú sabes que uno por los hijos hace todo.

¿Qué significan para ti las palabras Rey de Copas?

Una frase muy linda por la que todos reconocen a Liga de Quito, por todos los títulos internacionales que consiguió; y ahora yo aporté con uno nacional.

¿Sientes presión cuando escuchas retumbar al estadio Rodrigo Paz Delgado?

No, porque siento la presión y los nervios de un partido importante solo antes de salir a la cancha, una vez en el campo uno debe ingresar convencido de lo que va a hacer, motivado, alegre y a disfrutar, no tenso. Y las cosas van a salir de la mejor manera.

¿Les costó asimilar la primera derrota ante Deportivo Cuenca?

Recuerdo que decían que Liga no está para pelear el título o para cosas grandes, todo eso se escuchaba cuando perdimos en el debut del campeonato, pero todos sabíamos que no era así, que esto se iba a revertir y que teníamos mucho más por dar… y así fue.

¿Quién es tu ídolo dentro del fútbol?

Cristiano Ronaldo, porque fue una persona muy humilde, que surgió desde abajo. Tenía que trabajar para conseguir un pasaje para ir a entrenar; eso es algo que hay que reconocer.

Por el interés al principio de ir a El Nacional, ¿eres hincha de los “puros criollos”?

No, soy fanático de Liga, lo que pasó es que en ese tiempo (entre 2005-2008) El Nacional me gustaba porque ganaba todo y tenía buenos jugadores, como Antonio Valencia, Christian Benítez y también porque Renato (Ibarra) vivía con nosotros y nos llevaba a veces a los entrenamientos. Me gusta, pero soy hincha de Liga.

¿Alguna chica, aparte de tu hija, te mueve el piso?

No, estoy enfocado en el fútbol 100% porque quiero triunfar en el balompié, como todo futbolista anhela.

¿Te gusta bailar?

Más o menos, sí le hago.

¿Qué ritmo te gusta?

La bomba (música originaria del Valle del Chota en Imbabura), por su ritmo contagiante, pero soy muy malo para bailar (sonríe), pero en una fiesta sí lo hago.

¿Cómo tomaste la llegada de Julio Angulo para competir por el puesto de titular?

De la mejor manera, porque había escuchado que Ánderson Julio está relajado porque no tiene competencia, entonces dije que no era así porque lucha por el puesto había, y mucha, simplemente que el “profe” me dio la confianza y respondí bien.

Escuchaba también que la gente decía sáquenlos a los Julio, que no sirven, que son malos, que metan a Angulo; cuando el “profe” me sacó no lo tomé de mala manera, porque el técnico me dijo: “Ánderson, no puedes aflojar al último”, y así fue. Luego la gente cambió y me felicitaba, sobre todo en la final.

En ese último partido del campeonato el estadio retumbó coreando tu nombre.

Siempre uno de pequeño sueña lo que quiere hacer: un gol en una final o disputar un partido de estos. Recuerdo que siempre que iba a concentrar mi mamá me decía que hiciera un gol o no entraba a la casa. Eso era como un reto para mí porque iba más motivado y con ganas de anotar.

Después de la victoria 3-1 sobre Aucas, Esteban Paz resaltó el esfuerzo y dedicación profesional de ambos, ¿cómo recibieron esas declaraciones?

Me sentí muy bien, porque el presidente habló bien de nosotros, pero tampoco tengo que dejarme llevar por los comentarios, porque hoy me dicen cosas buenas y a la siguiente semana no tengo un partido bueno y me están “matando”. Entonces lo tomé con responsabilidad y sabiendo que las palabras van y vienen.

¿Cómo asumes ser el hermano mayor?

Con una responsabilidad muy grande porque ellos están siguiendo mis pasos (Jhojan es su compañero en Liga, Madison juega en Técnico Universitario y Naomi fue preseleccionada ecuatoriana sub-17) y estoy para darles consejos.

¿Cuántos años más de contrato tienes con Liga?

Me quedan dos temporadas.

¿Han existido ofertas?

De lo que he escuchado, nada aún, pero si hay algo se sentarán mi padre y Esteban (Paz) para decidir lo mejor para mí y para el club.

¿Si no fueras futbolista, qué serías?

(Medita) La verdad, no sé, porque en mi vida solo pienso en fútbol. (I)